H 70 fue uno de los grupos más duraderos de Salamanca
Érase una vez un chaval de catorce años llamado Isabelino Arias, más conocido como Isabelo que comienza a tocar la bandurria y descubre que se le da muy bien. Así que, como no podía ser menos, decide montar un conjunto. Como era frecuente, no cuenta para ello con músicos magníficos, sino con quienes le son más próximos. De esta manera, de la batería se hace cargo su hermano pequeño, Joaquín, apenas un adolescente que no había cumplido los catorce.
Benjamín, su otro hermano, pasa a manejar la guitarra rítmica y cantar. Como en un grupo ye-ye no era muy frecuente incluir bandurria, Isabelo, indiscutible líder, se reserva la guitarra solista y la voz principal. Decidido a dejarlo todo en familia, ficha a su primo Tinín para que toque el bajo. Como hay tantos hermanos y corre el año del señor de 1970 decide denominar al grupo H 70.
Primer equipo
Bautizada la formación, se enfrenta al primer problema que –como siempre– es el de hacerse con un equipo. Lo resuelve con el apoyo del padre y las facilidades de Manolo Iglesias. No es gran cosa: una guitarra y un bajo Jomadi, otra Invicta, de sonido aún más espantoso si cabe. Adquirieron también dos amplificadores Joverson y, un equipo de voces Sinmarc y una batería de cuarta o quinta mano“ cuya marca no recuerdo, pero que nos costó 500 pesetas”, asevera Isabelo. Pese a que, en aquellos primeros tiempos, el sonido del grupo no se caracterizaba precisamente por su calidad (luego aprendieron, claro), sus actuaciones por la provincia eran constantes: los sábados en Lumbrales, los domingos en Los Villares de La Reina, Guijuelo, etcétera. Era también frecuente verlos, cada año por ferias, en las verbenas de la Plaza Mayor, así como en las fiestas de los barrios, donde compartían escenario con las orquestas más conocidas de la época, como Los Fraekmac, Los Cumbias, etcétera.
La música que hacían en sus primeros tiempos era más bien comercial, desde temas de Adamo al Sellado con un beso de Bobby Solo. Después, a medida que su dominio y conocimiento de la música aumentaba, se atrevieron con temas cada vez más complicados. “Interpretábamos canciones de los mejores grupos del panorama del pop rock de la época, desde The Beatles a Deep Purple, sin dejar la música de baile que es lo que nos acababa dando de comer”, añade. H 70 es uno de los grupos más longevos de nuestra cuidad, ya que se mantiene nada menos que treinta años, hasta el año 2000.
Como es lógico, en estas tres largas décadas sufre una gran evolución tanto respecto a los equipos que emplea, a su sonido, al repertorio y los músicos que se suceden.
De la Jomadi a la Gibson
“En los setenta, un simple amplificador Sinmarc de 100 watios te convertía en el rey del mambo y con tres de estos aparatos actuabas en una plaza de toros si era preciso; ahora eso sería absolutamente imposible”, asegura. Por esa razón, el grupo fue acumulando watios hasta poseer, ya en los noventa, uno de los equipos más impresionantes que jamás se vieron en nuestra provincia.
Durante siete años el grupo mantuvo la misma formación. Después, aunque el núcleo central seguirían siendo los hermanos Arias, fue experimentando múltiples cambios. Entre los más músicos más destacados que se fueron sucediendo a lo largo de esas tres décadas figuran los teclistas Felipe (ex Reino de Munt) y Álvaro, el bajista Aure y el cantante Pepe Gómez, también conocido como Pepe Controla. El resultado fue paradójico: a medida que los integrantes de H 70 iban ganando calidad como músicos y el sonido se iba perfeccionando, el grupo fue dejando de ser un conjunto de pop rock para irse convirtiendo en una orquesta de baile. Eso sí, en opinión de muchos, una de las mejores orquestas de verbena que ha actuado en nuestra provincia.
“Algunos de nuestros más destacados componentes nos abandonaron por eso”, asegura Isabelo. “El pianista Felipe, por ejemplo, se fue porque estaba harto de tanto de cumbias y pasodobles. Tenía otros proyectos o aficiones, como se ha demostrado más tarde”, asegura. De hecho dicho músico ha tenido una destacada carrera como pianista de jazz o acompañante en galas o grabaciones de destacados cantautores salmantinos (Quini Sánchez, entre otros). En la actualidad es, además, profesor del conservatorio Superior de Salamanca.
Por su parte, Benjamín, que había dejado la orquesta un par de años antes para dedicarse a la fontanería, murió en el verano de 1990 a consecuencia de un absurdo accidente de bicicleta. Joaquín –el otro hermano– trabaja en la actualidad como encofrador, “que, salvo para los triunfitos, es una profesión mucho más rentable que la música”, no duda en afirmar Isabelo. Tinín, lleva 25 años, en la Policía Nacional, y está destinado en La Línea de La Concepción. Por último el propio Isabelo –que en 1992 se quedó con el nombre del grupo y lo convirtió en una orquesta reputada en toda España– posé una empresa (espectáculos Sabelo), la cual, entre otras atracciones, representa a la Orquesta Azabache, integrada por él, sus dos hijas y otros músicos de primera fila. Porque sigue considerando la música como un asunto de familia.
(Del libro «Historia Incompleta del Pop y del Rock en Salamanca«, de Víctor González Villarroel. Explorafoto, Salamanca 2009)
Edición web: Ángela García (Culture 27)
Dejar una contestacion