Los viejos rockeros nos cuentan su aventura
Aunque a los jóvenes les suene a demencia senil o piensen que el que no se consuela es porque no puede, cumplir años conlleva algunas ventajas. Una de las principales es recordar el pasado. El pop y el rock tienen ya la antigüedad suficiente para que sus pioneros puedan contar sus curiosos orígenes a chicos de la edad de sus nietos.
Estos nietos están habituados a que una buena guitarra eléctrica cueste poco más que un sueldo bajo de un mes, a que casi cualquiera se permita un amplificador de calidad aceptable, a las mesas de mezclas y a los pedales de wah wah y distorsión para todo el mundo. Pero hubo tiempo en que una guitarra mala costaba el sueldo de varios meses, un ampli el de un año y un órgano Hammond el equivalente a tres pisos muebles incluidos.
Al principio eran los años de la artesanía musical, cuando los aprendices de Beatle o de Shadow practicaban la luthería autodidacta y a la electrónica Radio Maimó. Luego llegó la época de los adolescentes empeñados hasta la madurez para pagar sus equipos a Manolo Iglesias. En esa era remota, ante la escasez de tocadiscos domésticos, los “conjunteros” deducían de oído las canciones en la sinfonola del American Bar (“Marican Bar” según los envidiosos ganaderos del Villarosa, que miraban, lujuriosos, las piernas de las minifalderas que los “melenudos” paseaban cogidas de las cintura).
Pero, eran también los años en los que sobraba trabajo porque había más locales que “conjuntos«. Eso sí, la mayoría en salones de baile de la España rural, donde los rebeldes rockeros se resignaban a regañadientes a la ejecución (nunca mejor dicho) de cumbias, jotas, pasodobles “pa los casaos” y otras lindezas rechinantes para su delicada sensibilidad de “fan” de Beatles, Animals o Rolling Stones.
Para relatar estas batallas y vicisitudes hemos convocado una mesa redonda titulada “Los Viejos Rockeros Nunca Mueren”, que tendré el honor de moderar.
Contará con el testimonio de algunos de los padres fundadores del pop y del rock en nuestra ciudad. Un grupo de jóvenes peludos de los sesenta que se juntaron para escandalizar, a base de estridentes aullidos jamás escuchados, a unos padres mandones y -lo que es peor- a unas autoridades muy autoritarias.
Participantes de la mesa redonda
Acudirán los veteranos músicos:
- Chema Alonso, bajista de Los Cisnes (hacia 1964), el Grupo 96 (1969-1975), quien fue la mejor banda local a principio de los 70. Tocó también en otros grupos y orquestas de los 70 y los 80.
- Román Gasco (bajista de Los Crashers (1965), un escándalo en Salamanca por sus largas melenas y sus versiones Stonianas, Estuvo también en otras formaciones de los 60-70 como Los Vivas, LSD 25, Límite, etc
- Ángel Luis de Vega, guitarrista y voz principal de Los Vanadiors, máximos rivales de los anteriores. Los Crashers eran los Stones salmantinos y Vanadiors el equivalente local de Los Beatles o Los Brincos. Los fans de uno odiaban a los del otro. Más tarde, finalizada sus estudios en el Conservatorio, desarrolló una fructuosa carrera como director de coro y organista clásico en nuestra ciudad.
- Gabi Sánchez, que comenzó su andadura como bajista de Los Dragones y fue líder y organista de Los Rejas (1965), el Grupo 96, y un montón más de orquestas y grupos casi hasta nuestros días.
- Manolo Crisóstomo, bejarano iniciado en la música desde niño, en el seno de una boy band de la época llamada Los Fans, tocó posteriormente en agrupaciones tan prestigiosas como la Orquesta Sur, hasta que, en los 90, pasó por una tardía versión de Los Abejas. Su misión será contarnos la andadura sesentera de los grupos de Béjar y la zona de la Sierra salmantina, que nada tienen que envidiar a los de la capital provincial.
Del mismo modo que la mesa redonda de jóvenes, los asistentes podrán plantear preguntas y cuestiones a los participantes.
Si te interesa la historia musical de tu ciudad no dudes en acudir, lo pasarás muy bien.
Biblioteca Torrente Ballester, Entrada libre.
Fotos de los grupos de aquellos años
Más sobre esos pioneros, en El MES
En El MES hemos publicado muchos de los capítulos del libro de Víctor G. Villarroel, «Historia Incompleta del Pop y el Rock en Salamanca (desde 1959 a los ’80)«, donde narra muchas de las historias de aquellos grupos pioneros.
Puedes leerlos en el siguiente enlace:
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En el siguiente enlace puedes ver todos los videocast y escuchar todos los postcast sobre mùsica creada en Salamanca:
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Presentado por #FerCyborg para #ZOES Asociación Barrio Oeste.
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