Fue una de las propuestas más originales de la movida salmantina
A principios de los años 80, cuando era casi un niño, a Juan Alonso Bernal le regalaron una guitarra española, a la que, poco a poco, con el entusiasmo que caracteriza a la jóvenes, fue arrancando los acordes básicos. Pero, en su opinión, su aprendizaje musical serio comenzó cuando se compró un bajo Hofner, con el que trató de emular a su admirado Paul McCartney. “Me aprendí de memoria 40 líneas de bajo de The Beatles. Cuando finalicé ese ejercicio consideré que ya sabía lo suficiente para montar mi primer grupo, que denominamos Hielo”, cuenta, Esta primera experiencia no tuvo lugar en Salamanca, su lugar de nacimiento, sino en Pontevedra, ciudad a la que habían sido destinados sus padres, médico y profesora respectivamente,
Enfermos por la música.
En 1983, Juan se viene a nuestra ciudad con el fin de estudiar Filología Francesa (más tarde cursaría también Filología Hispánica). “Aunque ya tenía algunos amigos aquí porque solía venir muchos fines de semana y casi todas las vacaciones, comencé a reunirme con mi primo Antonio Preciado Bernal, llamado Toño, cuatro años menor que yo”. Pese a una diferencia de edad que podía parecer abisal en chavales tan jóvenes a ambos les unía su común afición a la música.
“Me habían regalado un teclado de juguete con el que enseguida comencé a inventarme melodías, que me apresuraba a mostrar a Juan”, añade Toño. Además empecé a escribir poesía, lo que me permitió hacer letras para esas embrionarias canciones”. Al principio tales melodías “en bruto”, sin ningún acompañamiento instrumental, le resultaron patéticas a un Juan que, tras su experiencia gallega, se consideraba un músico avezado. Pero inmediatamente se dio cuenta de que ese crío, que al principio le resultaba solamente divertido, “era además un compositor más que a–preciable”, añade haciendo un juego de palabras con su primer apellido. Asimismo, se percató de la enorme calidad de los textos salidos de su pluma. “Creo que es uno de los mejores letristas de España, casi a nivel de un Sabina”, asegura. Según Toño, de esa manera comenzaron a reunirse para elaborar canciones. “Yo le daba forma a música y letra, mientras Juan y su hermano Fernando, que intermitentemente se unía o abandonaba el grupo, se encargaban de hacer arreglos, solos, bajos, etcétera, hasta convertir esas ideas en buenas canciones”. El grupo resultante se llamó Los Enfermos.
Fernando Sánchez Gómez alias FerCyborg, un amigo con experiencia musical en otras formaciones y habilidades como técnico de sonido, se les unió hacia finales de 1986. “apenas estuve un año con ellos, porque yo quería interpretar mis propias composiciones, muy inferiores a las suyas, lo reconozco”, añade. Sin embargo siguió siendo amigo del trío, con el que continuó colaborando tanto en calidad de técnico de sonido como, esporádicamente, manejando los teclados. “De esta manera, hacia 1987. Utilizando medios más que artesanales (una pletina doble), les grabé una maqueta casera, con cuatro canciones obtenidas de una sola toma (No me hables, El tren, El séptimo ángel y El apóstol San Canuto). En la grabación participamos exclusivamente Toño, Juan y yo en mi triple función de técnico, teclista y programador de las cajas de ritmo”, concluye.
Poco a poco, de manera natural, lo que había comenzado como una reunión de amigos que tocaban la guitarra, se fue convirtiendo en un grupo más o menos estable, al que se sumó el guitarrista Javier Hernández Martín, un músico muy contundente. “Hasta entonces tocábamos con guitarras españolas y un estilo un poco “curilla”, “Javi se presentó con una guitarra eléctrica y un amplificador de fabricación casera. Alucinábamos con las distorsiones que obtenía sin pedal, exclusivamente subiendo el volumen y maniobrando los botones”, asegura Toño. Se añadió también Modesto Mancera, un bajista profesional procedente del Heavy y de orquestas de baile como Salsamanca, así como el notable baterista Jorge Orejudo.
Con Rita hacia la fama
Quizás porque eso de Los Enfermos parecía demasiado punk, decidieron buscar otro nombre más “popero”. Después de discusiones y dudas, se sometieron a votación diferentes propuestas y, pese al desacuerdo de Toño, optaron por Rita y yo. ”El nombre rendía homenaje a una amiga que me prestó dinero para una guitarra eléctrica y había inspirado a Toño el tema La Mujer Malva”, afirma Juan. Toño, no obstante,puntualiza que los cuatro primeros versos son de Fernando Maillo, “un rocker muy intelectual que, más tarde, participó conmigo en otro proyecto denominado Secret Saints”
En cuanto a estilo, se puede decir que Rita y yo era un grupo de pop, de la llamada ”movida salmantina”, el correlato local de la de Madrid. “Aspirábamos a hacernos famosos y por eso optamos por canciones vendibles, marchosas, vitales y pegadizas. No obstante, yo siempre quise acometer cosas de más enjundia en el futuro, ya que estaba entre el rockabilly y la psicodelia”, asegura Toño. Como solía ocurrir en esa época, daban mucho más importancia a las ideas y a la frescura de las canciones que al virtuosismo interpretativo. Según Juan, ademástampoco les preocupaba en exceso la tecnología, la calidad de los instrumentos y los equipos de sonido “solíamos ensayar con guitarras españolas y luego nos buscábamos la vida para las actuaciones”, afirma. Quizás por ello Rita y yo no era un grupo con gran sonido en directo. Daba prioridad a las grabaciones, según ellos más eficaces para de darse a conocer.
De esta manera, hacia 1987, acometieron su primera grabación profesional, que apareció en casette y se tituló Rita encinta. El trabajo se registró en Merlín, el primer estudio “de verdad” que hubo en Salamanca. Fue fundado por el pianista Antonio García, también propietario de Musical Acorde, conocida tienda de instrumentos. ”Antes de comenzar la grabación escuché El licenciado vidriera. Me gustó tanto que, además de producir toda la grabación, arreglé el tema e introduje en él mis teclados” afirma Antonio.
La casette contiene, además , La Mujer Malva; Mature Women, un reggae con letra en inglés; el Blues del Apóstol San Canuto, apología de ciertas sustancias inductoras de risa; Copacabana, sátira de la música brasileira con estética “movida” y un original solo de trompeta a cargo de Danny Desher, estadounidense residente en Salamanca. Completaban la grabación El Amor de Hoy en los Libros de Ayer y Los Artistas. A la formación “titular” (Juan, Antonio, Jorge y Modesto) se añadieron el teclista Daniel Scriba y el guitarrista Carlos Sánchez). Fernando Cyborg se encargó también de los teclados en algunos temas. Fer Alonso, el violinista Blaki y el baterista José Álvarez. Interpretan, junto a Antonio Acorde, la nueva versión de El Licenciado Vidriera, que también sirvió de base para un videoclip, culminado en la destrucción de una guitarra española. La cinta se puso a la venta en la tienda de discos Tutti Frutti.
Aunque nunca se prodigó excesivamente en público, Rita y yo tuvo algunas actuaciones memorables. “La primera vez que tocamos en público, fue en Avila, siendo aún Los Enfermos. Toño, con objeto de dramatizar la letra del tema de the Doors The End, se puso a cantarla tumbado boca abajo. Parece que parte del público no sabía inglés porque “No recuerdo muy bien lo que pasó, pero me parece que si no nos tiraron piedras estuvieron a punto”, añade Juan, si bien Toño afirma no recordarlo, aunque sí se acuerda de que “quienes nos contrataron se negaron hasta a invitarnos a una copa”. Actuaron también en Alba de Tormes (el concierto salió muy bien pese a que a Juan le dio un pequeño amarillo atribuible sin duda al consumo de alcohol y otras hierbas humeantes). También triunfaron en el Bar Platería de Salamanca y, varias veces, en la calle con motivo de las Ferias de Salamanca (Plaza San Román, plaza de Anaya, etc.), así como en el aula Juan del Enzina.
En 1988, Juan, quehabía finalizado su carrera, se fue a Niza en calidad de lector de español y de nuevo fue sustituido por su hermano Fernando. Aunque podría parecer que Rita y Yo funcionaría a medio gas, continuó dando algún concierto. De esta forma, tras actuar, junto a todos los grupos salmantinos de pop rock en el San Rockman 88, el grupo ganó un premio en la Facultad de Psicologia. “La práctica nos había permitido conseguir un sonido suficientemente aceptable para quedar por delante de gente que, aunque técnicamente nos aventajaba, podía resultar inferior a nosotros en cuanto creatividad y capacidad compositiva”, aduce Toño.
Gracias al prestigio adquirido, el Departamento de Actividades Culturales de la Universidad de Salamanca les financió su primer disco en vinilo, Canciones para olvidar, grabado en Deusto, en un estudio propiedad de Mocedades, que (aclaramos a los lectores más jóvenes) había sido un famosísimo grupo coral de los 70. El disco, registrado entre el 5 y el 7 de diciembre del 1988. era un EP de tres canciones (El Licenciado Vidriera y Copabana, ya aparecidas en la cinta anterior, más una novedad titulada Los sueños malos, basada en un poema de Antonio Machado. Respecto a la cinta anterior. Juan, regresado a España por un par de días, interviene menos que en las otras grabaciones. Además de Toño y Fer, repiten Modesto, Jorge y Carlos, así como el violinista Blaki. El pianista Daniel Scriba, entregado a proyectos más rentables (Salsamanca), desaparece de los créditos del disco.
De Rita a Ryta
Con Juan en Francia, Toño, descontento además con la trayectoria tomada en los últimos tiempos, intentó formar Secrets Saints, un proyecto “mod” al que ya hemos hecho referencia. No cuajó, así que se centró más en su descuidada carrera de Filología Inglesa, y Rita y Yo se esfumó de momento. En 1990 Juan regresó a Salamanca. “Acordamos entonces resucitar el proyecto, pero con cambios. Para comenzar, variamos el nombre, y pasamos a denominarnos a Ryta y yo (con Y griega). Con ello queríamos que se nos identificara, al mismo tiempo que nos diferenciábamos de nuestra etapa anterior. En resumen, intentamos hacer algo más a nuestro gusto, con más enjundia”, asegura. Como la “movida” estaba dando sus últimas bocanadas, renunciaron a alcanzar la fama para intentar acometer ese proyecto “entre la psicodelia y el rock” con el que soñaban cuando comenzaron su carrera musical. “Además nos quedamos solos Fer, Juan y Yo, Comenzamos a currarnos las voces y me preocupé de mejorar mi dominio de la guitarra. En resumen, por primera vez intentamos seriamente sonar lo mejor posible”, dice Antonio. No obstante, recuperaron a Jorge para que tocara la batería para una actuación en la sala Bogey. “En esta época ofrecimos en El Corrillo, lo que yo creo el mejor concierto que hemos interpretado en nuestra vida”, recuerda.
Con esa formación y ese nombre, el grupo acometió la grabación de lo que sería su último intento discográfico, financiado de nuevo por la Universidad y denominado Todo el mudo es malo. Se registró en Madrid, en el sello discográfico DRO a finales de septiembre de1990.
La grabación, dirigida por Moncho y Servando Caballar, (El Aviador Dro y sus obreros especializados), contiene seis temas en inglés compuestos por Toño más una adaptación del Taxman de The Beatles. Las guitarras y el bajo corren a cargo de Juan y Toño. Por último, a la batería les acompaña Jaime (Las Ruedas y Dro).
Pese a la calidad del estudio y la profesionalidad, de sus técnicos, la grabación no satisface a Juan. “Técnicamente suena bien, pero carecen de alma”, sostiene. Parece mentira, pero la maqueta artesanal de Fernando y, por supuesto, la cinta que nos grabó Antonio Acorde, son, a mi juicio muy superiores a los discos de Bilbao y Madrid. Porque los técnicos tenían mentalidad de funcionario y nosotros no sabíamos los sonidos que queríamos. Por eso me he olvidado de esas canciones, muchas de las cuales me gustaría que volver a grabar”, finaliza.
El grupo se acabó disolviendo por consunción hacia el año 1992, debido a que sus miembros comenzaron unas carreras profesionales ajenas al campo de la música. Toño es profesor de instituto en Almería. Juan, que hace diez años volvió a la música.trabaja en Salamanca y Fer, físico de formación e informático de profesión, se ha centrado en la guitarra clásica, sin renunciar a su faceta de compositor.
De todas formas, Toño tampoco abandonó del todo la música, ya que tiene en la actualidad un proyecto de lo que él llama Psychopop, en el que, con el nombre de El Pato Loco Sexy Killer Band, sigue colgando temas en Internet en los que toca todos los instrumentos: https://myspace.com/be.bopalula
Escucha música de Rita y Yo
- https://myspace.com/be.bopalula
- El Licenciado Vidriera en Merlín Estudios (Antonio «Acorde»):
https://myspace.com/be.bopalula/music/song/el-licenciado-vidriera-v.-estudio-musical-acorde-115194603-130971410?play=1 - El Séptimo Ángel (deconstructed)
https://myspace.com/be.bopalula/music/song/el-s-ptimo-ngel-reconstructed-2008-115011715-130773752?play=1
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