Hacia 1957 Dámaso Carabias, propietario del salón de baile El Globo, situado en la localidad salmantina de Gajates, se encontró con el problema de que la orquesta de los domingos cobraba peseta y media, mientras que la recaudación obtenida no ascendía más que a una peseta. Así que, para paliar este déficit, puso sus hijos a estudiar música. Apenas aprendió a tocar un par de canciones Paciano –de nueve años– se encargó del saxo alto; su hermano Pepe, se incorporó dos más tarde como saxofonista tenor. Norberto, a sus siete añitos, comenzó a aporrear la batería. Completaba la formación un acordeonista de 18 años, llamado Ángel.
Su equipo consistía, aparte de los saxofones, en un amplificador de voces Óptimus y una batería compuesta por una caja y un bombo de banda, con dos platillos. Los timbales –de cartón piedra con parches de piel de vaca curtida en casa y aros confeccionados por el herrero del pueblo– eran de fabricación propia. Al principio se llamaron Orquesta Hermanos Carabias y luego Los Cumbias.
Hacia 1960 Ángel emigró a Alemania. Le sustituyó Simón, que acabó cediendo el puesto a su hijo Juli. En el 64 se trasladaron a Macotera, donde, poco a poco, lo que había comenzado como orquesta para amenizar los bailes de su pueblo se fue volviendo un grupo estable, serio y con un sonido cada vez más profesionalizado.
De Carabias a Hercar’s
Como es lógico este proceso conllevó una evolución fundamental. El primer cambio fue el de nombre “El Sindicato del Espectáculo nos comunicó que teníamos que cambiarlo porque ya existían otros Cumbias. Por ello, empezamos a denominarnos Los Hercar’s (de Hermanos Carabias). Además Juli trocó su acordeón por un órgano Farfisa, comenzamos a cantar a través de un equipo Music Son y mi hermano Norberto se compró una batería Honsuy”, aclara Paciano. El siguiente paso hacia su conversión fue el fichaje de un guitarrista, Antonio, que acababa de regresar de Vitoria. “Al principio tocaba básicamente la rítmica. Los punteos los hacíamos con los saxofones”, añade Paciano, quien además comenzó a alternar el saxo alto con la guitarra baja. Como resultado los contratos en toda la provincia se sucedieron sin interrupción: “Actuábamos por lo menos cien días al año, un ritmo agotador: Prácticamente todos los domingos hacíamos baile, además de fiestas de pueblo, bodas y bautizos. Más adelante, llegamos a actuar incluso en salas de fiestas”, asegura. Sin embargo, la conversión plena de la orquesta en grupo llega a finales de los 70. “José y Juli abandonaron la orquesta. Así que Paciano se hizo cargo de los dos saxos (alto y tenor), mientras que el órgano pasó a un chaval de Aldearrubia llamado Nico. Además, por primera vez, introdujimos un bajista estable”, asegura Norberto. Este no fue otro que Chema Alonso. “Como procedía de formaciones como el Grupo 96 o Nueva Democracia, aportó ideas más modernas y rockeras, que cambiaron totalmente nuestros esquemas musicales”, asegura Paciano. “Fue él quien introdujo a Los Beatles en nuestro repertorio. Comenzamos también a interpretar canciones de Osibisa, de Santana, etcétera. Se puede decir que, menos temas de los Rolling Stones, con los que nuestro guitarrista no se atrevía aún, en esta etapa llegamos a interpretar casi todos los estilos”, afirma.
Pero, sin duda, la época dorada de Los Hercar’s coincidió con el comienzo de la década de los ochenta. En estos años Chema se fue del grupo y en su lugar se sucedieron al bajo Mariano Quevedo (ex Reino de Munt) y Ramiro Moríñigo (ex Astros). Asimismo, la mili aleja de Salamanca a Nico, a quien sustituyó Gaby, procedente también del Grupo 96 y Nueva Democracia. Finalmente, Los Hercar’s acabaron siendo una formación de siete personas, ya que Gaby venía acompañado de otro batería, llamado Quini. Norberto, que regresó tras una breve ausencia durante la que le sustituyó Robus, comenzó a tocar la percusión. Por si fueran pocos, Nico, de vuelta a nuestra ciudad, pasó a controlar la mesa de mezclas y a manejar dos teclados de apoyo a los cuatro que hacía sonar Gaby. “Nuestro repertorio estaba compuesto entonces por más de 150 canciones, asegura Norberto, que abarcaban los gustos de todos los públicos y edades, desde pasodobles, jotas, cumbias, mambos, boleros o cha-cha-chas, hasta canciones de Santana o complicados temas de rock sinfónico (Pink Floyd, Supertramp, etcétera)”, concluye. “Lo más gracioso es que cantábamos en inglés. Menos Gaby, que –desde la época de Nueva Democracia– se sabía perfectamente las letras, los demás usábamos un inglés de garrafa, bastante parecido al del Príncipe Gitano en In The Ghetto, que causaba risa en los extranjeros”, afirma con humor. A finales de los ochenta, en otra etapa en la que Norberto se retira, pasó también por el grupo el sevillano Emilio, “quien usaba una batería electrónica que no me gustaba nada”, asegura un Norberto, muy en su papel de percusionista. Finalmente, a finales de los ochenta, Paciano sufre un accidente que le obliga a abandonar la música. Este afirma que “a partir de entonces aparecen una serie de formaciones alrededor de Antonio y Nico, alguna de las cuales llegó tener un sonido excelente, pero en las que ya no intervenía ningún Carabias”, asegura. Por ello el nombre de los Hercar´s ha seguido sobre los escenarios hasta hace pocos años, pero sus fundadores estaban del todo ausentes. Hoy en día, se dedican a actividades muy diversas. Norberto y José Carabias son los propietarios del Café Corrillo en Salamanca. Asimismo, Paciano posé el Musicarte. Antonio tiene una carpintería en Macotera, Nico, técnico de sonido en ejercicio, cría además, codornices y perdices. Mariano Quevedo, a quien ellos apodan Mariano El Sobrio, trabaja en Canarias, mientras que Juli vive en Santa Marta y es representante de varias marcas comerciales.
(Del libro «Historia Incompleta del Pop y del Rock en Salamanca«, de Víctor González Villarroel. Explorafoto, Salamanca 2009)
Edición web: Agurtzane Gallego (Culture 27)
Soberbio relato de una realidad musical no tan lejana en Salamanca. Interesante conocer la historia de nuestros músicos. Mil gracias !
Gracias, Javier.
¡Nadie mejor que Víctor para narrar esta época!
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Libro: Una Historia incompleta del Pop y el Rock en Salamanca
En los ochenta era todo un lujo llevar a los Hercar´s a colmenar de montemyor en sus fiestas del cristo
Gracias, Juan Carlos.
Un grupo mítico, ¡sin duda!